La arquitectura ecológica, o bioarquitectura, se propone crear nuevas edificaciones, o transformar las existentes generando un menor impacto ambiental, principalmente por el uso de materiales locales y/o naturales. De acuerdo con esta línea de pensamiento, las edificaciones deben priorizar la ventilación y iluminaciones naturales, ser eficientes del punto de vista energético, tratar sus propios efluentes (desagüe), ofrecer comodidad a los usuarios e insertarse en el paisaje de modo positivo, integrando conceptos como el paisajismo funcional, el drenaje sustentable, uso del agua de lluvia, entre otros.
El urbanismo ecológico agranda la escala de intervención de la arquitectura ecológica, buscando insertar las comunidades humanas, sus edificaciones, líneas de transporte y abastecimiento, en ciclos naturales, de un modo positivo para las personas y para la naturaleza local, es decir, busca una integración del paisaje natural con el paisaje construido, tanto del punto de vista estético, como del punto de vista eco-funcional.